A cada ventana que ve, Mello le pone un nombre, le encanta que cada ventana tenga su detalle, su magia. Hay una ventana en especial, que para Mello es: nada. Hasta que un día, gracias a un pequeño albino, se vuelve su ventana favorita. Los personajes le pertenecen a Takeshi Obata y Tsugumi Oba. La obra pertenece a Elsa Bornemann