Deja que nieve en abril © | #Wattys2026

La verdad es que nunca me he considerado alguien capaz de escribir grandes historias. Sin embargo, esta es una de esas pocas que marcaron mi vida; dolorosa, sí, pero necesaria para alimentar eso que algunos llaman experiencia.

Es la historia de un amor que llegó cuando menos lo esperaba, justo cuando mi mundo giraba en torno a mis propios proyectos y silencios. No lo busqué, pero lo encontré. Y en él descubrí a alguien que también intentaba reconstruirse, que luchaba contra sus sombras mientras aprendía a respirar de nuevo.

Yo esperé, con paciencia y torpeza, un poco de amor. Pero mi mente, mis inseguridades y las heridas que arrastrábamos terminaron por derrumbar aquello que nunca alcanzó a florecer.

Fue un amor sincero, aunque frágil, como la nieve que cae fuera de temporada.

Abril se convirtió en el mes donde todo comenzó... y también donde todo terminó. Sin embargo, incluso después de la pérdida, hay algo en mí que aún espera volver a ver nevar, aunque sea por última vez, para creer que lo vivido tuvo sentido.

Esta no es una historia de finales perfectos, sino de aprendizajes, de silencios y de segundas oportunidades que llegan disfrazadas de invierno.

(***)

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