El asunto aquí, era que Yamaguchi parecía enamorado de Tsukishima. Y lo sabían todos, absolutamente todos. Incluido el distraído de Hinata, que siempre andaba viviendo en su pequeño mundo de voleibol. También Yachi, que constantemente procuraba no interferir en la vida amorosa de los demás. Y Tobio, al que no podía importarle menos lo que Yamaguchi hiciese con su vida. E incluso lo sabía el mismísimo Tsukishima.
En fin, lo sabían todos... menos el mismísimo Yamaguchi, que parecía ajeno a sus propios sentimientos. Como si la vida le estuviese jugando una cruel broma a Tsukishima, al que la paciencia se le agotaba más y más con cada minuto.
Con cada mirada, la tensión crecía, y cuando Kuroo se acercó demasiado, Kenma sintió que todo lo que había guardado durante años explotaba en un suspiro ahogado. No podían seguir negándolo, el deseo había superado cualquier barrera.