Lilith vino a Nápoles con un objetivo claro: convertirse en una leyenda de la ópera. A sus 22 años, lo único que le importa es su voz, su beca en el conservatorio y demostrarle al mundo que puede abrirse camino sin deberle nada a nadie. Es terca, impulsiva y tan difícil de domar como su melena oscura. No se deja impresionar fácilmente, y mucho menos por vecinos musculosos, tatuados... y con sonrisas peligrosas.
Massimo Salvatore es todo eso. Y más.
Campeón de boxeo, encantador de nacimiento y descarado por costumbre, Massimo vive como pelea: midiendo distancias, provocando, sonriendo justo antes del golpe. Lleva una vida perfectamente equilibrada entre entrenamientos y mujeres sin nombre. Su apellido pesa en Nápoles. Y él lo carga con la misma naturalidad con la que lanza un gancho directo al corazón. Está acostumbrado a que le digan que sí sin tener que pedirlo dos veces. Pero Lilith no. Lilith le dice que no. Le cierra la puerta en la cara. Lo reta. Lo pone a prueba.
Y eso lo vuelve loco.
Entre miradas que arden, roces que no deberían pasar y discusiones que terminan demasiado cerca, Lilith y Massimo se enredan en una atracción que ninguno planeaba. Él quiere descubrir qué esconde esa chica de voz grave y ojos indomables. Ella se promete no caer por un tipo que vive a puñetazos y secretos. Pues acercarse demasiado a Massimo es como cantar al borde de un precipicio bello, vertiginoso... y mortal.
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Dicen que el primer amor nunca se olvida...
El mío volvió con el rugido de un motor, una sonrisa peligrosa y un secreto capaz de destruirlo todo.
Éramos fuego, velocidad y una infancia marcada por la adrenalina. Pero cuando desapareció, pensé que lo había perdido para siempre.
Ahora está de vuelta.
Y esta vez, no pienso pisar el freno.
Porque cuando amas sin miedo...
Vives sin frenos y a todo motor.