Habíamos pasado la noche juntos, otra vez me había entregado en cuerpo y alma a él, a sus deseos, a sus pasiones, a sus besos desenfrenados. Daniel se había quedado en el balcón de mi casa apreciando la vista del hermoso azul que se pintaba en el firmamento, era un día frío, pero que prometía un sol caluroso. Estaba yendo hacia él con dos vasos de jugo de naranja en mis manos, subí la mirada y allí estaba Daniel, encima de la baranda del balcón y soltando sus manos. En cuestión de segundos estaba tambaleándose, pero pensé que lo hacía por diversión hasta que vi que ya no se sostenía y su cuerpo estaba obedeciendo a la ley gravedad. La ambulancia llegó lo más pronto posible, al llegar al hospital perdí contacto porque no me dejaron pasar, no tuve mas remedio que esperar a que su madre llegara. Los médicos dicen, después de realizarle exámenes, que ha caído en estado de coma y que deben esperar a que despierte para evaluar si hay daños cerebrales. No sabemos si Daniel despertará del coma o simplemente nunca lo hará y tengamos que desconectarlo, aunque eso me llevaría a seguir su camino también. ¿Para qué una vida si no puedo vivirla con quien he elegido?
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