Yo Juliana Valdés nunca debi haber estado de acuerdo con este arreglo. Hace treinta dias, mi jefa la arrogante Valentina Carvajal vino con una oferta que no podía rechazar: Firmar con mi nombre en la linea punteada y pretender ser su prometida durante un mes. Si accedía, me dejaría salir de mi contrato con una indemnización "muy generosa". Las reglas eran bastantes simples: sin besos intimos, sin sexo real. Solo fingir amarnos la una a la otra para la prensa, a pesar de que he querido quitarle esa sonrisa sexy de la cara desde el primer dia que nos conocimos. Definitivamente no necesitaba pensar dos veces en esto. Firmé y empecé a contar los segundos para cuando nunca tuviera que tratar con ella de nuevo. Discutimos todo el vuelo de cuatro horas hasta su ciudad natal, no pudimos dar una convincente impresión a la prensa de bienvenida, y cuando estaba a punto de quitarle esa mirada arrogante de la cara. Deliberadamente dejó caer su toalla de baño frente a mi, distrayéndome con su trasero. Luego me dio su sonrisa de marca registrada una vez más y me preguntó si quería consumar nuestro matrimonio Trágicamente, este es solo el primer día. Todavia tenemos 29 días más para llegar.
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