Que dos personas estén destinadas a encontrarse no significa que también lo estén a permanecer juntas. Viktor entendió eso cuando Yuuri, su otra mitad, murió en sus manos. No pasó mucho tiempo para que Viktor, hundido en la tristeza, lo acompañara en la muerte, yéndose sólo con la esperanza de que en otra vida la felicidad fuera algo que pudiera perdurar.
En nuestro universo y época, un joven y brillante escritor ruso se siente vacío, con la necesidad de buscar desesperadamente algo que siempre ha sentido en falta. Lo sabe, es a su amado Yuuri a quien debe buscar; aún así, los años pasan sin resultado, llevando a Viktor a la desesperación.
Cuando creyó no tener más esperanzas, dejándose caer rendido bajo la lluvia, un chico lo cubre con su paraguas para protegerlo. Su nombre es Yuuri Katsuki, un joven florista japonés y, para Viktor Nikiforov, su alma gemela.