Se conocen desde la infancia, pero eso no quiere decir que tenían una buena relación. La verdad es que siempre fueron como perro y gato. Tenían la obligación de verse todos los días solo porque sus madres eran mejores amigas y vecinas desde la infancia. Sin embargo, tenían quince años cuando ella se fue a vivir a Nueva York junto a sus padres. Ellos creían que eso era lo mejor. Nunca soportaron la presencia del otro, o eso querían creer. Lo que no se imaginaron era que iban a volver a encontrarse... la diferencia es que esta vez, no iban a poder soportar estar separados.