No hay escape para los monstruos del armario y las sombras persecutorias; trato de sobrevivir del peso de mis propios fantasmas. Sin embargo, aquí estoy, con personas que transportan su propia mierda. Nos contaminamos entre todos, entre promesas de sangre enferma, de mentes condenadas al fuego eterno. Que alguien nos salve, que no sé para dónde vamos... Etiam capillus unus habet umbram