¿Hasta qué punto puede llegar un adolescente que no reconoce los límites? Ni siquiera cuando estos apestan a peligro. Jason tiene la alarmante habilidad de atraer problemas, de empeorarlos y luego dejar que los demás los resuelvan. Desde pequeño amó la sensación de estar bajo los reflectores. Le encantaba sentirse como un rey al que todos veneraban. Y la mejor forma de mantenerse a la vista de todos, era causando caos en dónde sea que fuera. Disfrutaba esta vida, hasta que un día, pasó de estar en el olimpo a sentirse en el centro del infierno. No reinando junto al diablo como Jason habría deseado, si no perdido dentro de un laberinto, desesperado por encontrar una salida. Lo que no sabía era que cada decisión que tomaba lo llevaba a perderse aún más. Tanto había buscado el peligro que ahora podía verlo a los ojos claramente, demasiado cerca como para sentir su respiración. Esta vez, su equivocación debe ser solucionada por sus propias manos, porque son estas las que están manchadas por sus actos. Son estas las que arrastraron a personas que le importaban lo suficiente como para no dejar que se ahogaran junto a él.