Su figura húmeda bajo el techo de madera sobre nosotras se dibujaba bajo los rayos naranjas que se colaban entre las oscuras nubes que lloraban. Su cabello castaño adherido a su frente dejaba ir gotas que viajaban hasta el puente de su nariz y aterrizaban con gracia en sus zapatos escolares. Y aún en la tristeza del cielo ella me sonrió. Con la ropa húmeda y el cuerpo tembloroso por el viento, nos encontramos.All Rights Reserved
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