En medio de contradicciones emocionales, Jeon Jungkook se debate entre afirmar que sus sentimientos por Namjoon no son de odio, mientras la realidad contradice sus palabras. Cada encuentro desencadena un acelerón en su pulso, y la extraña incomodidad en su pecho se intensifica al ver a Namjoon con otros. Mientras tanto, Namjoon también experimenta una amalgama de emociones complejas al observar a Jungkook con otras personas, revelando celos y molestias que van más allá del odio. En esta danza entre la aversión y la atracción, ambos luchan por reconocer la conexión que yace en la delgada línea entre el odio y el amor.