Franco había conseguido el trabajo de sus sueños: libertad, buenas prestaciones y un sueldo ridículamente alto. Todo le gustaba... incluida su hermosa jefa. Pero tenia prohibido enamorarse de ella. Incluso cuando su trabajo era satisfacerla fuera y dentro de la cama. Pan comido, ¿no? Sigue leyendo, y descubre si el mayordomo podrá mantener separados sus sentimientos de su trabajo.