La familia Kim era muy religiosa, cada día por la tarde iban a la iglesia. Y ese día, no era diferente. Taehyung al saber que se aburriría como últimamente le pasaba cuando iba, decidió llevar un nuevo juguete que su amigo le había regalado, para entretenerse las horas que estarían en ese lugar. Solo que había un problema... -¿Qué es lo que tanto buscas?- La voz del padre del chico hizo que diera un brinco en su asiento y que le prestara atención, negando para dar a entender que no buscaba nada. -Has estado un buen rato inquieto, ya compórtate.- Termino de decir mientras le daba una mirada sería para luego seguir hablando con su esposa y una pareja de ancianos a su lado. Taehyung soltó un suspiro y trató de calmarse. "Esta bien Tae, la gente está ocupada dando su atención a Dios, nadie tomaría un control y lo presionaría en medio de la misa" soltó una risita nerviosa y suspiro para darle tranquilidad a su mente ansiosa, arrepintiéndose por traer ese objeto a un lugar tan lleno de gente. En ese momento, la misa empezó y Taehyung se sentó derecho en el duro banco...O bueno, lo más derecho que podía estar alguien con un vibrador en el culo y en medio de una iglesia. Mientras del otro lado de la iglesia aquel hombre que caminaba a su lugar en frente, sintió algo al pisar. Y Taehyung estaba tratando de relajarse, sin pensar en la naturaleza curiosa de las personas y esta, en particular, además de curiosa era atrevida. Un juguete. Un sacerdote. Y un gemido sorprendido, harían despertar las ganas de llevar el juguete a la iglesia cada día.All Rights Reserved
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