Todas las mañanas, Alba Reche necesitaba dos tazas de café más fuerte para enfrentarse a su trabajo de ejecutiva y, sobre todo, a su jefe, que resultaba ser su ex novio. Pero toda esa cafeína jamás conseguía quitarle el sueño, solo con pensar en su vida amorosa le daba sueño. Hasta que apareció Natalia Lacunza. La periodista estaba tratando de encontrar algo turbio en la empresa y Alba intentaba controlar los posibles daños. Pero Natalia era como una inyección de cafeína para su libido, solo con pensar en ella perdía el sueño...