Un Perfecto bastardo

Ella sólo quería vivir, soñadora, auténtica, sin disfraces, capaz de perdonar al estilo de su Dios, sin miedos, dueña de su propia sonrisa, no dejaba que nada apagara su luz, llevaba con ella el dolor a cuestas, pero pocos lo notaban, ella parecía fuerte porque había aprendido a pelear por lo que amaba, sin embargo, el dolor que ella creía haber vencido hacía tanto años había decidido volver con la estrategia más cruel que una mujer pudiese enfrentar.
El amor había llegado para quedarse en su vida, al precio que ella jamás pensó que podía pagar, en un hombre que sólo con sonreír borraba el pasado que a ella le estremecía, el no sólo se había pasado burlando la realidad, además sabía cuando golpear a traición, como derrumbar lo que otros construían a precio de lágrimas, él no creía ni en su propio juicio, no acostumbraba a llevar con él la verdad, esquivaba al cualquier costo el quebranto que le provocaba el abandono que sus padres le dejaron por herencia, a su corta edad, el había decidido despreciar su vida real por la que llevaba consigo, en su planeta él le llamaba amor a lo que ella se negaba a sentir.
estaban en el mismo planeta y ninguno de los dos estaba dispuesto a perder su terreno en el que habían ganado tantas batallas, ni el ni ella estaban listos para conocer el amor desde su ángulo más intenso profundo, avasallador, que jamás hubieran deseado vivir. Había una guerra intensa constante, sin treguas, por esconder el miedo de perder por primera vez.
Ambos sabían que habían encontrado esas alas que necesitaban para escapar de sus propias cadenas.
en