Si le preguntan a Eloise cuatro palabras para definir a Christofer McGee serían: Estúpido, arrogante, condescendiente y prejuicioso. Pero nada está tan lejos de la realidad como esa elección. O no a tal extremo. Si le preguntan a Christofer cuatro palabras para describir a Anna Eloise Delafose serían: Soberbia, sarcástica, arisca y prejuiciosa. Pero la verdad es que esas palabras no la definen en absoluto. O no todas. En lo único que ambos están de acuerdo es en una sola palabra. Los prejuicios pueden ser muy peligrosos y más si un solo encuentro es la razón. Eloise y Chris no son tan diferentes como creen. Mundos parecidos pero lejanos, familias con los mismos valores, personas cercanas en común y mucha pero mucha facilidad para hablar al respecto del otro aún cuando no se conocen realmente. Tienen demasiadas cosas en común, aún cuando para ellos no pueden ser más diferentes. ¿Qué pasaría si estas dos personas que no toleran ni respirar el mismo aire tienen amigos en común y necesitan de su ayuda? Y qué sucedería si más que compartir el mismo espacio, tienen que ser partícipe de la organización de una boda? No la de ellos. Claro, pero cerca. Muy cerca. Obligados a pasar tiempo juntos cuando no pueden ni verse las caras por los desafortunados y equivocados prejuicios que lograron en su primera impresión, Anna y Chris se van a tener que hacer a la idea de pasar los próximos meses cerca del otro por amor a la familia. Un camino largo y tedioso les espera. Lleno de malos entendidos, discusiones, arrepentimientos y mucho pero mucho sarcasmo. ¿Serán capaces de dejar su primera impresión en el olvido y comenzar de nuevo? ¿O su orgullo será más grande que no los dejará percibir lo que tienen enfrente hasta que sea muy tarde?