Había esperado mucho tiempo para este momento, su amado, su omega, finalmente era suyo, solamente suyo, no había nada ni nadie que los pudiera separar, vivirían juntos hasta que la muerte los separe... Al fin Jotaro Kujo era suyo. . . . . . . . Maldigo el día en el que mi familia compro está finca, si no hubiera nacido en esta maldita y estúpida familia nada de esto hubiera pasado, maldigo mi maldita condición como Omega, maldigo el día que conocí a... Dio Brando.