Nathanael ignora tus palabras, se acerca mas presionando tu cuerpo contra el suyo, permitiéndote sentir su respiración y oler su aroma mas de cerca, te besa el cuello suavemente para luego estirar su mano y tomar uno de los látigos de cuero que se encontraban sobre el sofá a un lado de ustedes, lo toma entre sus manos y detiene los besos, inicia a pasarlo por tus piernas , subiendo lentamente, mientras sientes como las tiras causan escalofríos y cosquillas a tu piel, continua hasta llegar a tus senos sobre tu ropa, mientras te dice al oído.
-Te imaginas? Yo azotando cada parte de tu cuerpo con este látigo mientras tu gimes mi nombre de placer y dolor.
Dios, esto te excita mucho, pero eres una mujer de valores que no puede ni imaginarse a un hombre golpeándola, así que matas todo el deseo que te invadía y acabas con el estimulante momento.