Él era así: una risa inexistente, una sonrisa forzada, intentar volar sin tener alas... Hasta que conoció a ella, a Heather Jones, la chica que puso su mundo patas arriba, convirtiéndolo en uno mucho mejor, pero él arrastraba a la dulce chica al pozo en el que él estaba metido. Como dicen, los corazones rotos cuando se rompen en mil pedazos solo puedes recoger 999 ya que ese pequeño trocito siempre le pertenecerá a esa persona que con solo verla sonríes, que a veces te encantaría pegarla, pero en su lugar le besas. Que te lleva la contraria incluso en las cosas más nimias, que te anima a bailar sobre la luna.
Heather tenía una vida fácil, una vida en la que creía que era feliz, pero por culpa de Dylan se dará cuenta que solo se estaba engañando a sí misma, que donde en realidad es feliz a su lado.
Pero como todo empieza, todo acaba. Como dicen, nada es para siempre.
Dylan pasó por su vida como un huracán, puso su mundo patas arriba y mientras él lo hacía se enamoraron. Pero igual que un huracán llega también se va dejando a Heather con miles de pequeños trocitos de su pequeño corazón roto, que ahora era de él y por mucho que pasase siempre lo sería.
Además de varios problemas y círculos amorosos descubriremos que no todo es lo que parece, mejor dicho, nadie es quien parece o dice ser. Hay mucho misterio y secretos ocultos, que pronto saldrán a la luz, cosa que beneficiará a algunos, pero perjudicarán a otros...
Cuando Heather Jones y Dylan Hilton vuelven a cruzar sus caminos....
¿Podrá el amor seguir intacto?¿Podrá Heather volver a confiar en él?¿Podrá Dylan superar los demonios que tiempo atrás hicieron que su relación se acabase?
Porque cuando hay una tormenta no hay que temer pues bajo el agua no llueve.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...