-Coreeeeee- le dije a Sophie
Corrimos por todo el bosque hasta llegar a una casa aislada, y vaya que teníamos hambre.
Entramos y no encontramos a nadie, vimos una nevera y no nos importo de quien era la comida, comíamos como unos monstruos, o como si el apocalipsis zombie llegara y tenia que escondernos por meses.
-Esta tan buena- Sophie no paraba, un bocado tras otro.
Sonreí.
Escuche un ruido y lo primero que se me pudo venir a la mente fue osos. Maldita risitos de oros.