Catalina y Víctor son dos niños que se querían mucho a pesar de la negativa de la madre de ella, Ludovica, pues el hijo de Antonia, una mujer venida desde lejos para probar suerte trabajando como empleada, nació producto de una violación cuando ella era joven. Al poco tiempo, al no tener dinero suficiente para pagar su sueldo, Ludovica la corre de la casa junto con su hijo y su amigo rompiendo el corazón de Catalina.
Tiempo después, Ludovica fallece durante una operación para extraerle un tumor en su cabeza, dejando huérfanos a sus tres hijos y puestos a merced de su despiadada tía Minerva, esposa del alcalde de Santa Cecilia, Don Evaristo Domínguez, investigado por casos de corrupción. Ya de adulta, Catalina se pregunta que fue de aquel niño que no lo ve desde hace años. Grande era su sorpresa cuando supo que Víctor es novio de Sara, una joven bella, pero chantajista, frívola y manipuladora, capaz de enfrentarse a quienes se cruzan en su camino con tal de conseguir lo que quiere.
Llena de dolor por enterarse que otra mujer se adueñó de su corazón y además, de una intriga inventada por su tía Minerva y su marido, ella huye para evitar ser parte de ello y por suerte, se encuentra con Antonia quien la lleva a la casa donde trabaja como empleada doméstica. Ahí la recibe Valeria, la madre de Sara y Marion, una mujer de buenos sentimientos, pero vive en constante conflicto con su hija mayor y soportar los maltratos de su tóxico esposo Ulises. De repente, el destino hace que Catalina se reencuentre de nuevo con Víctor reviviendo la ilusión de ese amor infantil que tuvieron hace años, pero la obsesión de Sara, sumado a las maldades de Minerva y Evaristo, y la complicidad de Gilberto y Eduardo, evitarán que ambos no logren tener el único y grande amor que se tienen.
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