Lo más natural es que "gustar" y "desear" vayan de la mano cuando se trata de la misma persona. Hasta el último momento que estuve frente a ella, sabía perfectamente mis intenciones con Kim Minji Unnie. Con lo que no conté fue que mi Unnie me hiciese dudar de mi determinación con tan solo un movimiento. Un movimiento, una palabra, un honorifico, un roce, su jodida y bendita voz diciendo mi nombre en un susurro y mis piernas comenzaban a temblar cual gelatina en fiesta de cumpleaños. "Yoohyeon-ah..."... ni siquiera podía modular bien cuando alguna de las dos me llamaba así.
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