Vacío, eso era lo que sintió Harry al perderla. El cielo comprendía su tristeza al llorar junto con él al lado del féretro. "Nos tocará coincidir, mi esperanza me dicta que no es este nuestro fin. Nos volveremos a encontrar, quizás con otros cuerpos, quizás en otra vida, quizá en un lugar donde el tiempo no tenga lugar... Pero nos volveremos a encontrar." Fue una promesa que Harry susurró al féretro antes de dejar un narciso blanco sobre este. Ella murió un 5 de Junio, cuando tenía 18 años. Ella, Darcy, era una joven alegre, risueña, atrevida y llena de vida hasta que un accidente se la arrebató; sin embargo, para muchos la vida no termina al morir. «...» -¿Crees en las reencarnaciones? ¿En las vidas pasadas? ¿En las almas gemelas e hilos rojos? - le preguntó, una tarde de Diciembre al pasar por las calles de Venecia. -Trato de creerlo, pero empiezo a perder la esperanza en ello. - Suspiró él al ver al cielo y sintiendo el dolor que le traía pensar en aquella promesa que empezaba a pesarle. - Tengo veintiocho años, debo aprender a dejar ir ciertos sentimientos del pasado. «...» -¿D-Darcy..? -Preguntó él al lado de una mesa en el área de cafeterías del aeropuerto. Su ritmo cardíaco era irregular tanto como su respiración, parpadeaba varias veces al no creer lo que veía... Era ella, era su Darcy. -¿He? - Demostró su confusión el joven en su rostro al ver al extraño de pie ante su mesa. - "¿Qué les pasa a estos tipos, joder?" - Pensó al imaginarse que era otro loco que venía a hablar sobre su trabajo. - No, tío. Mi nombre es Draco, no Darcy, pero tú dime Malfoy.-Con el tío frente a él ya eran cuatro personas que lo detenían a hablar de su trabajo; no era que le molestara que lo halagaran con sus triunfos, pero ese viaje fue agotador y él solo deseaba descansar. Mientras tanto Harry estaba paralizado, no podía creer lo que estaba viendo. Pero al enfocar la vista tras el chico pudo ver un narciso blanco