Por muchas veces, Kagome Higurashi intentó ser más que el espejismo de otra sacerdotisa, más que el pozo de lamentos que alberga su pecho y consume sus pensamientos en lágrimas silenciosas, deseando que el vacío hueco que siente llegase a su fin. Desde las frias sombras del bosque el demonio del Oeste calma su soledad, no había odio por ser ella mortal, al contrario, ella era valiente al mostrar su dolor al silencioso bosque donde un amor en susurros floreció.Alle Rechte vorbehalten