Era la típica estudiante, salidas, amigos y diversión. Los amoríos no eran lo suyo, ¿lo curioso? Nadie era capaz de suponer o descifrar del poder mental que poseía. Luther, ese era su nombre, voz ronca y hostil, para nada dulce ni encantador, termino acercándose a Anya, motivo el cual desconocía. Y lo averiguaría, claro que lo hará. Pero el problema no era ese, ella no se esperaba lo que venía o quizás sí, ambos descubrirán la verdad, buena o mala lo harán. Claro que ambos tenían secretos, muy ocultos, tanto que ni ellos mismos quisieran recordar. La pregunta es si esos secretos los unirán o los, destruirá. ¿Simple no?.