A Jeno ya no le divertía nada su situación actual. El chico bonito al que había acompañado esa noche, bailaba sobre la mesa sensualmente. Todos los ojos brillaban sobre él, chicos y chicas se inclinaban en su dirección y extendían sus manos para tratar de rozar sus dedos con sus ropas, pero nadie se atrevía a tocarlo. Bebió su trago de un sorbo y se levantó para llegar a él. El chico le sonrió con picardía y se apoyó de sus hombros para bajar de un salto. - Vamos a casa, amor - susurró contra sus labios. Quería golpearlo. Quería maldecirlo y mandarlo a la mierda. No quería verse involucrado con él, nunca lo había querido. Lentamente, comenzó a recorrer lo largo de sus piernas con sus firmes manos, hasta llegar a su cintura. Se acercó a besarlo brevemente y asintió. - Vamos a casa -