"Las guerras no se dan por ganadas hasta tener la cabeza del enemigo en tus manos". Palabras que cinco años atrás la princesa Annlisse tomaba al aire. Pero, la muerte de su hermano y la derrota masiva de la nación del Norte, hicieron de la futura monarca una guerrera fría, sin misericordia y con ansias de venganza. -lacrymarum, et sanguinis mortem- grita Annlisse sacando su espada. -lacrymarum, et sanguinis mortem- contesta su ejército provocando un profundo eco y el temblor de la tierra que próximamente será bañada por la sangre de sus enemigos.
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