¿Qué harías si pudieras hablar con los personajes de tu propio libro?
Para muchos sería una bendición, pero para Finnegan Patterson... es su mayor pesadilla.
A cualquiera le gustaría tener el renombre y la influencia de Finn en el mundo editorial. El problema es que no es Finn quien tiene influencia, sino sus libros. Con tan solo 19 años escribió Downfall, una saga distópica y fantasiosa que se volvió best seller al poco tiempo de haberse publicado, y ahora que tiene 23 y quiere dedicarse a escribir cosas más serias, no es capaz de escribir un artículo de investigación. Al menos no uno bueno.
Tras debutar con Downfall, quiso intentar escribiendo artículos e investigaciones de todo tipo, pero nadie se mostró interesado en publicar nada con su nombre a menos que estuviera relacionado con Downfall.
Finn está harto de Downfall. Para lo que muchos se había convertido en un refugio, para él es una condena. Y lo peor del caso es que aún le falta escribir el último libro para concluir la saga y despedirse de Alfie, Inna, Goldsmith y de todos sus personajes de una vez por todas. Todos esperan un final épico y sin precedentes.
Sin embargo, él tiene otros planes para sus personajes ficticios, algo imperdonable y lo peor que le podrían hacer a un lector: escribirá un final abierto.
Y después de todo lo que Alfie y Goldsmith han peleado por ganar su guerra, no piensan permitir que Finn le haga eso a su historia.
Para bien o para mal, Alfie se aparece en la casa de Finn. En carne y hueso. Alfie es real. Deja su mundo ficticio para poner el mundo real de Finn patas arriba pero, sobre todo, para enseñarle que a veces, la realidad necesita un poco de ficción para cobrar vida.