Hoy le conté a la luna mis sentimientos, aquellos que mi mirada no sabía ocultar, y no sabía si hacía lo correcto pero lo comprobé tras observarla y deleitar, fue ahí cuando todas las frases románticas tuvieron sentido. Sentía algo, no puedo negarlo, era consciente de lo que se generó dentro de mí, pero no me podía dar el lujo de aceptarlo, hasta que sucumbí y terminé como un estúpido perdedor. . . . Ella adoraba los deportes extremos y sin darse cuenta se tiró del avión sin paracaídas, sin embargo, él la salvó, o eso esperó, sucedió, pero a la vez no. La sonrisa delata lo que el pensamiento esconde, pues el hacerla feliz le salía tan perfecto que no parecía ser cierto. 9-5-4-7-2-3-8-10-11-1-3-8-3-8 No se permiten las copias y/o adaptaciones de esta historia.
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