- ¡Te he extrañado! -. Wei Ying se rió mientras lo colocaban suavemente en el suelo, acariciando felizmente el pecho de Hua Cheng. - Solo estuve fuera por una hora -. Se rió Hua Cheng, frotando pequeños círculos con el pulgar contra su cadera. - ¿Realmente me extrañaste tanto? -. - ¡Por supuesto que lo hice! -. Wei Ying respondió dulcemente.