Río trabajó durante casi toda su vida bajo las órdenes de la mafia creando así una personalidad un poco retorcida. El peor error que pudo cometer un día dejándose llevar por la avaricia fue robarle a su propio jefe, con quien saldó la deuda cuando la bala de uno de sus lacayos atravesó su cráneo y los pisos se tiñeron de rojo. Pero la inconsciencia en su muerte duró poco tiempo, y de alguna extraña manera acabó como el prometido de un amable y rico hombre, quién tenía la misión de proteger el país de distintas bestias que amenazaban con alterar la paz. Omegaverse.