-Ah, parece que ha llegado el momento El chico de delgada figura extendio ambas manos al frente, con pasmosa lentitud -¿Eres tu el que acabará con mi vida? No podía entender su inesperada pregunta, menos la expresión de añoranza en su rostro. Y ahí, bajo la luz de la luna, se juro a si mismo devolverle las ganas de vivir a aquel pálido jóven de mirada triste.