Cuando sus ojos se abrieron, se encontró inmerso en una pesadilla hecha realidad. Una sonrisa aterradora se dibujaba en su rostro mientras contemplaba el horror ante él: una figura ensangrentada, empalada por una espada que atravesaba su estómago. El pánico lo impulsó a actuar. Desesperadamente, extrajo la espada del cuerpo inerte, solo para ser recibido por un grito ensordecedor que lo devolvió a la realidad. Sus manos temblorosas soltaron la hoja metálica, que resonó ominosamente al chocar con el suelo.