Y lo vi pasear por aquellos pasillos sin sentido, con un color pálido en su piel y tarareando una hermosa canción.
-¿Cómo te llamas?- pregunté.
-¿cómo te llamas tú?- sonrió.
- Acercarte pequeña, puedes tomar lo que quieras
- ¿Me puedo llevar este collar de mariposa?
- ¿Segura? es mucho más de lo que parece jovencita
- Estoy muy segura
- Espero que después no te arrepientas de tu decisión ... Señorita