-Perdón es mi culpa no me fijé que venías- habló un chico de voz gruesa y labios carnosos. -no, la descuidada que no se fijó fui yo-dije-iba un poco distraída y no me percaté que venías-. -bueno, eso ya no importa, te lastimaste muy feo, déjame ayudarte -. -no es necesario, yo puedo sola, no te preocupes- -si no me dejas ayudarte me voy a sentir mal-me suplicó. -pero es que ni siquiera conozco tu nombre-le dije un poco aturdida porque me empezaban a doler bastante las rodillas. Y así, empezó una bonita historia, primero de amistad y amabilidad y después de el amor más puro y bello de sus vidas
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