Era hace una vez una niño que amaba a una niña. Y la sonrisa de ella era como una pregunta que él quería pasar la vida contestando. El amor aparece siempre en lugares insospechados como un conjuro de magia se materializa. En aquella persona que conociste una vez en una fiesta y te gustó mucho pero su rostro te pareció antipático o tal vez en la chica que llevas siguiendo una pequeña eternidad a través de internet, pero a la que nunca le hablaste porque la idea de tomarle la mano se presentaba solamente en tu mente. O en el chico que se sentaba en la parte de atrás de la ruta del bus, o el mejor amigo de tu mejor amiga. Alguna vez yo también amé por primera vez, lloré por primera vez, sentí miedo de desear a la persona incorrecta por primera vez y como suele pasar en las primeras veces me sentí sola, desorientada, actuando siempre desde la sospecha y la intuición. Y al mismo tiempo me sentía embriagada con los sentidos saturados con las ganas tatuadas sobre la piel y el corazón hinchado, lleno certezas. Así que esto era amar. Ese miedo, esas náuseas, toda esa vida, toda esa abundancia. Toda esa posibilidad de jugar con el infinito entre los dedos. Hace mucho pase por ahí y, sin embargo ese espacio que siento no es gris, es en la garganta. Me dan ganas de soñar, de escribir 20 veces el nombre de alguien en la parte de atrás de un cuaderno y está vez me dan ganas de hacerlo sin aprehensión, sin recelo. Me prometí y te prometí tantas cosas, que terminamos por creerlas. Que impotencia saber que esta mañana éramos todo y que ahora no podemos ser. Quiero despertar y que esta parte de nuestra historia no haya sucedido nunca. Quiero que no hayas sido tú. No pudiste haber sido tú. --------------- --- Heterosexual --- Lenguaje vulgar y contenido explícito --- Historia originalmente mía. No acepto copias, adaptaciones o plagios de cualquier tipoAll Rights Reserved
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