Leah cree que nunca sentirá nada parecido a lo que sintió una vez por Sam, no entiende del todo el concepto de la imprimación y como podría amar a alguien, y además saber que es esa persona, solo mirándose a los ojos. Pero a aquellos que quieren creer y que esperan lo suficiente su fe es recompensada en desafíos, desafíos que al final lo conduciran por el camino correcto si está dispuesta a arriesgarse a conocer lo que el destino le tiene guardado.