Lo escribí con tan solo 15 años, de regalo a mi profesora de literatura, pero no hay mal que por bien no venga. Desearía no recordarlo con tanta facilidad pero aún... No consigo asimilar lo que pasó aquella mañana. No fue más que el final de una trágica historia de amor, que más bien corrigiendo, dejó de ser amor hasta que el sol cayó rendido bajo la seducción de la luna...