Jongin jamás creyó en el amor a primera vista, hasta ese momento. Si eso era estar enamorado, pues lo estaba y admitía. Ese sentimiento que estaba sintiendo en esos instantes no se comparaba en nada a lo que sentía con BaekHyun. Con BaekHyun era todo lindo y color de rosa, pero rutinario. Con este chico parecía ser una aventura. La mejor de todas las fantasías que alguien pudiese tener. Adrenalina pura. Quería conocerlo y estar más cerca de él. Pero quién juega con fuego se quema. ¿No? Y más si Jongin no sabía que se estaba metiendo a la boca del lobo. Ya que lo que Jongin imaginaba que era aquel joven era total mente falso. Aquel hermosos joven ya tenía dueño. Era sólo era un juguete más. Pero no era un juguete común y corriente. Era la joya más preciosa de su dueño. El juguete más precisado y caro de su colección. La joya que Jongin estaba por ambicionar.