Después de doce puñeteros años encerradas en ese sótano siendo violadas y golpeadas cada segundo de nuestras vidas, logramos escapar de ese lugar asqueroso en el que llevábamos desde los seis años y sus padres las vendieran por un poco de dinero para poder conseguir coca. Todo el mundo que nos vía en la calle se apartaba de nosotras, no le importaba que fuésemos todas golpeadas por la calle, al parecer dábamos algo así como asco, pero nosotras estábamos de lo más felices, porque habíamos conseguido escapar de las garras de esos estúpidos. Todo eso cambió cuando una señora nos paró por la calle y nos ofreció ayudarnos. Era una gran mujer, pero lo que no sabíamos era que estaba casada con un narco italiano, de los más poderosos y que nosotras acabaríamos por estar dentro de ese mundo por mucho que al hombre que considerábamos nuestro padre, intentase alejarnos de ese mundo en el que nadie se debía meter si querías vivir una vida tranquila y sin amenazas de muerte constantemente.