La luna fue el único testigo

Aquella noche, la luna era llena hermosa ante los ojos que la vieran, todas las noches admiraba su belleza, su compañía nocturna era lo único que me ayudaba a sobre llevar mis problemas.

Aquella silueta que desde el patio también esa noche admiraba a mí compañera nocturna, me pareció extraña ya que nunca antes había visto aquella azaña, seguro sería solo esa noche pensaba, pero los días pasaron y la silueta siempre estaba.

¿Será que tampoco puede dormir? Y como a mí la única que le ayudaba a sobrellevar las preocupaciones era aquella figura que desde el cielo diariamente por las noches me acompañaba y relajaba.

Meses después me senté frente a mí ventana por la noche a admirar a mí fiel compañera nocturna, viendo hacia la dirección de aquella figura que ahora también era otra "compañera" de mi vida nocturna, me encontré con esos ojos, que en ellos el brillo de la luna reflejaba...

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