Mientras me encuentro parado como todo un galán en medio del parque no tan lejos a mi casa, la misma pregunta vuelve a mi cabeza llenándome de inquietud. ¿Realmente estoy en la realidad o me encuentro en medio de un sueño perfecto? ¡Es la décima vez que me pellizco mi brazo! Y por más dolor que sienta, aún no caigo en la realidad de que Andrés, alías Sparta-no-gordito-solo-relleno-de-amor, me haya aceptado para una cita.