Esta obra está enmarcada dentro del Teatro del Trasfigurismo. Un teatro que mantiene en expectativa al público por lo que podrá ver o no; un teatro que va directo a la crítica, sin importar a qué apunte. La sorpresa del espectador radica en que verá, en la obra, algo totalmente fuera de lo normal; topándose con diálogos que no corresponderán directamente con lo que en escena se muestre, pues, los personajes, serán meras trasfiguraciones de la sociedad y de la vida; no por ello dejando de ser reales, y de por sí, trasfiguraciones fascinantes.