Pese a rondar los 30 años, Sofía Díaz era una mujer sin mayor experiencia de vida que la descrita en los libros que atesoraba, siempre enfocada en sus deberes familiares y laborales, nunca se dio el tiempo para pensar en el amor, no lo hizo hasta que Santiago irrumpió en su vida, carismático y liberal, Santiago se propuso conquistarla de manera ortodoxa, una indecorosa propuesta que la haría replantearse la moralidad y los conservadores principios que estricta, practicó desde su niñez.