"No respondió de una. Caminó con la mandíbula tensa hasta su armario, el cual abrió lentamente. Y antes de dejar caer todos los pétalos en el suelo del clóset, se miró las manos. Rojo. Si tan solo ese rojo fuera el cabello de Kirishima entre sus dedos. Rojo. Se había lastimado con las uñas y pincelazos de sangre se confundían con los pétalos. Rojo. Todo mal. Rojo. Rojo. Rojo." - De un aparente amor no correspondido, la soledad, la muerte y una rosa muy roja.