Hice este escrito una noche en la que los recuerdos escribían sobre el papel. Estaba en el campo y no tenía señal, ni tampoco los utensilios con los que acostumbro trabajar. Así que le pedí un bolígrafo y una hoja de papel a mi amigo Víctor. Salí de la casa, caminé durante un rato y armé una pequeña fogata debajo de un arbol. Tomé un poco de vino y empecé a escribir.