Cuando me enamoré de él, no podía dejar de pensar en su sonrisa.
Es curioso, pero el mundo parece desaparecer cuando estoy a su lado.
Un día frío se vuelve cálido con solo tenerlo cerca...
Sus ojos y su cabello me recuerdan al otoño y sus distintos tonos.
De alguna forma extraña, siempre lo elegiré a él.
Siempre será él.
Tal vez me gusta pensar en el amor como algo especial, tal vez lo idealizo demasiado por la cantidad de libros que leo. Pero en una generación donde todos van rápido, él y yo siempre fuimos despacio... y eso me parecía perfecto.
Pasó el tiempo.
Nos reencontramos dos años después...
y, aunque fueron años, se sintió como si solo hubieran pasado unas horas.
Sí, nos rompimos el corazón.
Sí, hubo silencios, errores, orgullo...
Pero con una sola sonrisa suya, lo malo empezó a borrarse.
Y aunque el mundo se oponga,
aunque a veces nos rompamos un poco,
siempre nos vamos a elegir.
Por eso vengo a contarte nuestra historia.
Declan Kingsley es un grandioso jugador de hockey con un futuro prometedor, sueña con jugar para un equipo de la NHL cuando se gradúe de la universidad y ser el mejor. Siempre ser el mejor.
Se ha enfocado tanto en sus sueños que se ha olvidado de las otras cosas importantes en su vida, el amor, aunque sí que ha disfrutado de un sinfín de citas y chicas, pero jamás ha buscado una relación seria.
Cuando llega año nuevo y todos sus amigos están por dar el primer beso del año a medianoche, Declan siente repentinos celos y besa a la primera chica que se encuentra, Millie Harrison.
Millie Harrison jamás ha tenido novio y mucho menos ha dado un beso, por lo que se ve más que sorprendida cuando uno de los jugadores de hockey más codiciado en el campus de su universidad decide besarla.
Después de un par de sucesos, Millie decide enfrentarlo y proponerle algo de lo que ella cree que ambos podrían arrepentirse después, una relación falsa, pero ella está desesperada y necesita la ayuda de alguien como Declan, quien al parecer no solo está dispuesta a ayudarla, sino a conquistarla de verdad.