Primera parte de la trilogía, Los elegidos de los dioses. Cuando el Rey decide que la quien herederá su trono no será su primogénito sino quien gane el derecho, pasando las tres pruebas de las antiguas leyes, Heimna decide partipar, es una guerrera con el don del metal que la hace una temida rival en batalla, es lo suficientemente lista como para descifrar acertijos o crear estrategias de batalla, tiene la valentia, tiene ganas, pero sobretodo sed de poder. Ella está dispuesta a entrar a Las pruebas sin miedo a peder su vida, pero hay algo que se lo impide, es mujer, la única de sus cinco hermanos. "No reinarás jamás, no podrás acceder al derecho de mi trono, antes deberás ser mi igual para que yo pueda considerar a una mujer digna del peso de la corona" dijo su padre. Las palabras de un Rey Fae valen, y se cumple, el dictamen de un rey nunca se retracta, si Heimna logra hacerse su igual antes de que se agote el tiempo, podrá acceder a Las pruebas, ¿Pero como lo hará? con la visita de un Rey extrajero, llega la respuesta que tanto buscaba, si quiere ser igual de su padre el Rey, debe convertirse en Reina antes.