Con una bala alojada en la espalda y una partida de vigilantes siguiéndole el rastro, Park Jimin se esconde en el primer sitio que encuentra antes de perder el conocimiento: un destartalado rancho en medio de la nada. Cuando se despierta está siendo atendido por un hermoso joven. Aunque siempre ha sabido que no se puede confiar en mujeres ni donceles, cuando aquel ángel rubio le propone un matrimonio de conveniencia -por un corto plazo de tiempo, a cambio de seguir ocultándole de sus perseguidores-, él sólo puede pensar en cómo hacerlo suyo para siempre. Min Yoongi necesita un marido... y lo necesita rápido. De otra manera perderá su rancho a manos de un malvado banquero. El desconocido que aparece en su sótano es como un regalo caído del cielo. Aunque Park le asegura que seguirá su camino después de cumplir con su papel, Yoongi siente un profundo deseo en su interior cada vez que le besa y se promete a sí mismo que él no se irá a ningún lado sin que le acompañe.